miércoles, 24 de julio de 2013

CÓMO CONOCÍ AL DOCTOR (Reflexiones de un bohemio soñador) Parte 2




Yo heredé de mi madre mi fascinación por la ciencia ficción, cuando era pequeño solía ver Star Trek con ella, y de mi padre heredé un cierta curiosidad por la mitología, todo eso podría sumarse a mi admiración por Doctor Who o, incluso, Stargate. Hubo escenas y diálogos que me hicieron reflexionar acerca del libre albedrío, el impulso creativo y el destructivo, las rutinas a las que estamos atados y acostumbrados, las ventajas y desventajas de nuestras imperfecciones, la maravilla de ser humano y poder sentir, pero sobre todo la idea de que podemos ser mejores y algo más pacíficos porque podemos serlo, la cuestión es si queremos y nos esforzamos.

Rose: ¿Qué voy a hacer ahora cada día, mamá? ¿Levantarme? ¿Coger el autobús? ¿Ir a trabajar? ¿Volver a casa? ¿Comer patatas? ¿E irme a la cama? ¿Sólo eso?
Mickey: Es lo que hacemos todos.
Rose: Yo no puedo.
Mickey: ¿Porque eres mejor?
Rose: ¡No! ¡No quiero decir eso! Pero lo era. Era una vida mejor. No hablo de los viajes ni de ver alienígenas, naves espaciales y cosas que no importan. El Doctor me mostró un modo mejor de vivir la vida. Os lo enseñó a vosotros también. Que no hay que rendirse. No dejar que las cosas pasen, hay que oponerse, decir que “no”. ¡Tener las agallas de hacer lo correcto cuando todos los demás salen huyendo y yo no puedo!
(El momento de la despedida)

Cybercontrolador: Traeré la paz al mundo. Una paz duradera, y la unidad y la uniformidad.
Décimo Doctor: ¿Y la imaginación? ¿Qué hay de ella? Lo único que le ha traído aquí, la imaginación, quiere eliminarla ahora.
Cybercontrolador: ¿Cómo se llama?
Décimo Doctor: Soy el Doctor.
Cybercontrolador: Un título obsoleto. Los doctores no necesitan existir, los Cybermen no enferman.
Décimo Doctor: ¡Pero eso es exactamente el problema! Lumic, usted es un hombre inteligente. Lo llamaría “genio” pero yo estoy aquí, todo lo que inventó lo hizo para luchar contra su enfermedad y eso es brillante. Eso es tan humano. Pero si se libra de la enfermedad y la mortalidad ¿qué le quedará para seguir luchando? Los Cybermen no avanzarán, todo se detendrá, se quedarán así para siempre. Una Tierra de metal con hombres de metal e ideas de metal, a falta de lo que hace a este planeta tan vivo ¡las personas! Personas ordinarias, brillantes, estúpidas.
Cybercontrolador: ¿Está orgulloso de sus emociones?
Décimo Doctor: Oh, sí.
Cybercontrolador: Dígame, Doctor ¿ha conocido la aflicción, la ira, el dolor?
Décimo Doctor: Sí, los conozco.
Cybercontrolador: ¿Le duelen?
Décimo Doctor: Oh, sí.
Cybercontrolador: Puedo liberarle ¿no le gustaría eso? ¿una vida sin dolor?
Décimo Doctor: Preferiría morir.
Cybercontrolador: Entonces elijo esa opción.
Décimo Doctor: ¡No es suya para elegirla! ¡Es un Cybercontrolador! ¡No me controla ni a nada con sangre en el corazón!
(La edad del acero)

Ambrose: ¿Vas a negociar con estos aliens?
Undécimo Doctor: No son aliens, son…aliens. Se los conocía como la especie Silurian, alguien diría Eocenos u Homo Reptilia. No son monstruos, ni malvados…bueno, sólo son tan malvados como vosotros. Son los anteriores dueños del planeta, nada más. Mirad, desde su punto de vista, vosotros sois  los invasores, vuestra perforación amenazaba su asentamiento. La criatura del sótano se llama Alaya, es una de los guerreros y es mi mejor baza de negociación, la necesito viva, si ella vive vivirán Elliot, Mo y Amy porque los encontraré. Cuando me vaya vosotros cuatro en esta iglesia, en este rincón del planeta Tierra, tenéis que ser lo mejor de la humanidad.
Tony Mack: ¿Qué hacemos si vuelven? ¿no deberíamos examinar a esa criatura? ¿Diseccionarla? ¿Buscar sus puntos débiles?
Undécimo Doctor: Ni disección ni exámenes. Si le devolvemos su rehén nos devolverán los nuestros, nadie sale herido, podemos hacer esto juntos si sois lo mejor que podéis ser. Sois gente decente y maravillosa. Hoy no muere nadie ¿entendido?
(El mundo hambriento)

También me encantó la de veces que el Doctor se enfrentó a dioses o seres que hacían creer a las gentes de que eran autenticos dioses. Eso sí, en El planeta imposible y El Foso de Satán creo que podría ser el auténtico diablo, hasta el Doctor casi lo aceptó, aunque lo negaba al principio, debido a que se basaba más en sus conocimientos del tiempo y el espacio. En ocasiones se ha teorizado que los dioses en los que nuestras antiguas culturas creían pudieron haber sido en realidad seres de otro mundo y sería lógico, dado que tenían una tecnología muy avanzada y la especie humana no conocía la ciencia por aquella época. Incluso podemos ver cosas así en la serie Stargate SG1 y Stargate Atlantis, en esta última exponen que la Atlantida desapareció porque se alzó al cielo y viajó a otro planeta. Y en SG1 se ven a tiranos conocidos como Goa’ulds que hacen creer a otros que son dioses para que les adoren y les obedezcan, incluso les prohíbe el conocimiento, la escritura y la lectura, y en realidad no eran más que parásitos que necesitaban un cuerpo para vivir. Al Doctor casi podría considerársele una especie de semidiós, aunque no sea completamente inmortal, pero es lo que da su imagen, especialmente por su forma de ver el Universo. Sin mencionar a su gente, quienes por lo que eran capaces de hacer parecían dioses mezquinos y amorales.

Décimo Doctor: Pero he visto mucho universo. He visto dioses falsos, dioses malos, semidioses y aspirantes a dioses y todo eso. Conozco al panteón entero. Y sí que creo en algo. En una cosa. Creo en ella (Rose).
(El foso de Satan)

Tim Latimer: Es como el fuego, el hielo y la ira. Es como… la noche, la tormenta y el corazón del Sol.
John Smith/Décimo Doctor: Basta.
Tim Latimer: Es antiguo y eterno. Arde en el centro del tiempo y puede ver girar el Universo.
John Smith/Décimo Doctor: Basta, he dicho que basta.
Tim Latimer: Y es…maravilloso.
(La familia de sangre)

En cuanto a los adversarios que me llamaron la atención, yo podría considerar a los Daleks como nazis espaciales, exterminan todo lo que no es como ellos sin más o les dejan vivir si creen que les conviene. Aunque los nazis perseguían y exterminaban a los judíos, los negros, los homosexuales, los disminuidos psíquicos… Los mutantes acorazados resultarían más peligrosos que ellos si realmente existieran, teniendo en cuenta que no sienten nada, salvo, quizás, miedo u odio. Su creador, Davros, casi podría parecer Adolf Hitler, aunque sus creaciones se volvieran contra él del mismo modo que el monstruo de Frankenstein. Los Cybermen parecían ser ridículos y poco creíbles en la serie original, sin embargo ahora son distintos, tampoco muy creíbles pero algo aterradores, sobre todo por el hecho de que fueron personas. El Amo podría ser el Moriarty del Doctor. Su igual. La cara opuesta de la moneda. Los orígenes de su enemistad resultan bastante confusos, pero la versión que más conocemos es que fueron amigos cuando eran niños, y que cuando fueron a la Cisma Desenfrenada fue cuando el Amo oyó un redoble de tambores (que Rassilon introdujo en su cabeza como señal para poder escapar de la guerra) y eso fue lo que tal vez le volvió loco, creyó que debía ser una señal o algo por el estilo y decidió poseer el Universo, mientras que el Doctor huyó cuando vio la Cisma Desenfrenada, y él prefiere verlo. Es bastante vanidoso, su ambición y locura no parecen tener límites. No importaba que el Amo hubiese acabado con su ciclo de regeneraciones, siempre volvía, ya fuera en un nuevo cuerpo que poseyera o con un nuevo ciclo.

Decimo Doctor: Eliminar las emociones te hace más fuerte. Eso pensó vuestro creador hace muchos años.
Dalek Sec: Se equivocaba. Nos hace inferiores a nuestros enemigos.
(La evolución de los Daleks)

Rose: ¿Qué son? ¿Robots?
Décimo Doctor: Peor que eso.
Presidente: ¿Quiénes eran estas personas?
Lumic: Eso no importa.
Rose: ¿Son personas?
Décimo Doctor: Lo eran, hasta que les arrebataron su humanidad. Es un cerebro vivo encajado en un cuerpo cibernético con un corazón de acero. Y han eliminado las emociones.
Rose: ¿Por qué sin emociones?
Décimo Doctor: Porque duelen.
(La ascensión de los Cybermen)

El Amo: Dime ¿dónde está tu TARDIS?
Décimo Doctor: Podrías ser maravilloso.
El Amo: ¿Dónde está?
Décimo Doctor: Eres un genio. Sencillamente brillante. Lo eres, te lo juro. Pero podrías ser mucho más. Podría ser maravilloso. Con una mente así viajaríamos por las estrellas, sería todo un honor. Porque no necesitas poseer el Universo, sólo verlo. Tener el privilegio de ver todo el tiempo y el espacio es posesión suficiente.
El Amo: ¿Acabaría entonces? El ruido en mi cabeza.
Décimo Doctor: Puedo ayudarte.
(El fin del tiempo, parte 2)

Mi opinión como ser humano, bohemio y como posible escritor es que podríamos aprender mucho de esta fabulosa e imposible serie. De hecho, he llegado a la conclusión de que gracias a la influencia de la ciencia ficción hemos mejorado a nivel tecnológico y si lo hemos hecho de esa forma también podemos hacerlo a nivel filosófico, de hecho estoy trabajando en un ensayo sobre el tema, pero eso no viene al caso. A lo largo de la historia hemos tenido guerras, desacuerdos políticos, luchas por el poder… pero también hemos hecho progresos con mucha significancia, hemos conseguido surcar el cielo con aviones, hemos dividido el átomo, hemos pisado la Luna, hemos salvado vidas con células madre… Casi podría pensar que todo tiene un orden cósmico provocado, tal vez, por la causa y el efecto. Donde ha habido tiranos también ha habido rebeldes y héroes que se opusieron (como Elliot Ness contra Al Capone o Churchill contra Hitler), dónde hubo un descubrimiento científico que pudo servir para la humanidad se usó como arma contra la guerra (como la teoría de la relatividad). Más o menos podría pensar que esa es otra cosa que muestra Doctor Who.

Wilfred Mott: No quieres escuchar las historias de un viejo ¿verdad?
Décimo Doctor: Soy más viejo que tú.
Wilfed Mott: No fastidies.
Décimo Doctor: Tengo 906 años.
Wilfred Mott: ¿Lo dices en serio? 900 años. Debemos parecerte insectos ¿no?
Décimo Doctor: Yo creo que parecéis gigantes.
(El fin del tiempo, parte 2)

Por supuesto, somos como gigantes, lo mismo podemos pisar una hormiga ya sea queriendo porque no nos guste o porque no la vimos, claro que también podemos apartar el pie si lo vemos a tiempo. Somos capaces de hacer cualquier cosa, todavía estamos evolucionando. ¿Quién nos asegura que en un futuro próximo podríamos vivir como la gente de Star Trek? ¿o por el lado contrario de Blade Runner? Depende de nosotros, a fin de cuentas. Aunque lo que escribía H.G. Wells fuera fantasioso, partía de su fe en una utopía social, un futuro en el que mejoraríamos gracias a la ciencia y a la educación, siempre dejaba algún mensaje oculto en sus novelas. Si no fuéramos tan arrogantes, tan superficiales, tan alocados, tan violentos, tan egocéntricos ni victimistas, posiblemente sabríamos valorar ciertas cosas de la vida, tal vez por eso algunos quitan vidas o incluso la suya propia cuando están desesperados, puede haber más razones pero no sabría enumerarlas. Y la vida es algo realmente importante, aunque sea dura. Por eso aún estamos lejos de alcanzar un cierto nivel de consciencia, y aunque lo alcanzásemos nunca seríamos perfectos, la perfección no existe, lo que es el ser humano debe permanecer. Además, damos sentido al caos.

Donna: Esto (la creación de la Tierra) pone la boda en perspectiva. Lance tiene razón, somos diminutos.
Décimo Doctor: No, porque eso es lo que hacéis. La especie humana. Le dais sentido al caos. Lo marcáis con bodas, navidades, calendarios… todo este proceso es precioso, pero sólo si se le observa.
(La novia fugitiva)

Y aunque aquí expongo que podríamos aprender algunas cosas a nivel filosófico ya sea de Doctor Who o de la ciencia ficción en general, muchos están en desacuerdo, porque opinan que eso es ficción y que esto es la realidad (y no lo niego), lo que a mi parecer sugieren que la realidad es que somos unos salvajes, unos mentirosos, codiciosos…que nos matamos los unos a los otros y ya está. No tiene por qué ser así, eso depende de en lo que crea la gente. Unos no creen en nada y se limitan a lo que ya conocen: alcohol, sexo, futbol, coches modernos… Mientras que otros prefieren dedicarse al mundo del mañana, como Michio Kaku, Stephen Hawking, Richard Dawkins… Los hay de todas clases. En el clásico de ciencia ficción de 1979, Los pasajeros del tiempo, Malcolm MacDowell interpretó al genial escritor H.G. Wells en una historia ficticia en la que inventaba una máquina del tiempo y viajaba hacia el futuro. Tanto en la película como en la realidad se expone que Wells creía en una utopía social, un futuro en el que mejoraríamos gracias a la ciencia y a la educación. En la película viaja desde el siglo XIX a 1979 y termina decepcionado al ver que no habíamos progresado, pero a pesar de ellos siguió creyendo que algún día podríamos mejorar.

H.G. Wells: La violencia es contagiosa, como la viruela. El gran problema del progreso no es que las cosas sean más eficaces, el problema es que son las mismas cosas…esta guerra mundial, la otra guerra mundial…evidentemente matamos con mayor eficacia, pero seguimos matando. No me rebajaré al nivel del hombre bárbaro. El primer hombre que levanta el puño es el primero al que se le agotan las ideas.
(Los pasajeros del tiempo, 1979)

En este sentido, Doctor Who cambió mi vida, me hizo ver las cosas desde otro ángulo. Que hay más cosas en el Universo y en la vida de lo que podemos ver a simple vista. Aunque los planetas tan maravillosos que vemos ahí tal vez ni siquiera existan están ahí, en nuestra imaginación y en la de los niños, no obstante ¿Qué nos hace pensar que no puede haber planetas con cielos rojos? ¿O tal vez especies que se comuniquen mediante el pensamiento? Sería fabuloso poder ver algo así. Es precisamente la fe infantil la que ayuda.

Grace Holloway: No soy una niña. No me hable como si lo fuera. Sólo los niños se creen esas tonterías. Yo soy médico.
El Octavo Doctor: Pero fue un sueño infantil el que hizo que se interesara por la medicina. Soñó que podía luchar contra la muerte ¿no es verdad?
(Doctor Who – La película)

Cuando somos niños tenemos esa inocencia, esa inquietud y curiosidad, al menos en algunos casos, no en todos. Hay niños que son curiosos y otros que no. Cuando crecemos perdemos un poco esa fe, pero conservamos algo de ella, no en mayor medida, pero sigue ahí, aunque creamos que se ha ido. A veces la fe de un niño puede ser muy útil, nos ayuda a tener fe en ciertas cosas y personas. Hasta me atrevería a decir que los adultos podrían aprender cosas de los niños. Naturalmente, si un niño dice haber visto un monstruo por la ventana no le creemos, pero tal vez no viera un monstruo sino a alguien o algo que le asustó. La obra de Antoine de Saint−Exupéry, El Principito, podría ser un buen ejemplo. Naturalmente, jamás podríamos regresar a la infancia, eso sería imposible, porque lo queramos o no tenemos que seguir adelante. Esa es otra cosa que vemos reflejada en Doctor Who. Aunque el Doctor siempre está huyendo de su pasado y, contradictoriamente, suele viajar al mismo (aunque no al suyo propio) siempre va hacia delante sin mirar atrás, como tenemos que hacer todos. Sin embargo, a veces el Doctor resulta ser algo infantil en su conducta.

Sarah Jane: Doctor, estás siendo infantil.
Cuarto Doctor: Por supuesto, no tiene sentido crecer si no puedes ser infantil de vez en cuando.
(Robot, 4ª parte)

De algún modo, los que viajan con el Doctor o le han conocido se hacen mejores personas. Todos sus acompañantes tenían algo especial que ofrecer y él los necesitaba, no porque se sintiera solo, más bien porque le ayudaban a mantener la calma y las ideas claras, pero sobre todo, le ayudaban a superar ciertos traumas y a no convertirse, posiblemente, en la potencial versión futura y oscura de sí mismo, conocido como el Valeyard. Tras la Guerra del Tiempo conoció a Rose Tyler, quien de algún modo le ayudó a superarlo, al regenerarse al décimo mejoró, su amor a Rose Tyler sirvió de catalizador. Cuando perdió a Rose, al encontrarse con la adorable cascarrabias de Donna Noble y viajar junto a la simpática Martha Jones le costó adaptarse, porque echaba de menos a Rose, Martha estaba enamorada de él, pero él de ella no, posiblemente la utilizaba para llenar el vacío que Rose dejó. Después empezó a viajar con Donna, quien al principio se negó a viajar con él porque le asustaba, pero luego se arrepintió. Ella creyó que sería divertido, pero cuando la llevó a Pompeya y a la Ood Esfera vio la realidad, pero aun así ella se convirtió en la mujer más importante del universo, aunque lo triste vino tras la metacrisis biológica. Ella se volvió tan inteligente como el Doctor, de hecho tenía su mente, pero él tuvo que hacer que le olvidara porque su mente no podía soportar todo ese conocimiento del Universo.

Wilfred: Pero era mejor contigo.
Silvia: No digas eso.
Wilfred: ¡Pero lo era!
Décimo Doctor: Sólo quiero que sepáis que hay mundos ahí arriba a salvo gracias a ella. Que hay personas viviendo en la luz y cantando canciones de Donna Noble a 1.000.000.000 de años luz de distancia. Ellos nunca la olvidarán. Mientras ella jamás podrá recordar. Y durante un momento. Un momento brillante. Ella fue la mujer más importante en todo el Universo.
Silvia: Aun lo es. Es mi hija.
Décimo Doctor: Tal vez deberías decírselo de vez en cuando.
(El fin del viaje)

Amy y Rory también tuvieron lo suyo. Por un lado, Amy conocía al Doctor desde que era una niña, aunque casi parecía como un amigo imaginario, y Rory al principio era como Mickey, el ex novio de Rose, quien acabó convirtiéndose en un héroe en un Universo alternativo. Rory murió y dejó de existir por la grieta que estaba provocando la explosión de la TARDIS, pero luego volvió como un romano de plástico y pasó miles de años vigilando a Amy dentro de la Pandorica, también se convirtió en un héroe y en un tripulante más de la TARDIS. Claro que su final fue triste, pero aun así vivieron una vida tranquila hasta el final en Manhattan. Tampoco habría que olvidar a aquellos que fueron amigos y aliados del Doctor, como el Brigadier Lethbridge−Stewart, quien al principio era un militar como cualquier otro pero que su experiencia con el Doctor le enseñó muchas cosas acerca de la ciencia, así se lo inculcó a su hija Kate hasta el día de su muerte. El Capitán Jack Harkness era un estafador, un ex agente del tiempo, pero al conocer al Doctor se convirtió en una especie de héroe, aunque en Torchwood su moralidad es bastante ambigua, actúa como cree que lo haría el Doctor, unas veces se equivoca y otras acierta. Cuando Torchwood entró en contacto con él en el siglo XIX y entró en nómina, al ser inmortal, se convirtió en el jefe y cambió la normativa del instituto creado por la Reina Victoria, corrigiendo que el Doctor no era el enemigo como ésta creía. El abuelo Wilfred era como un niño grande, un ex soldado que luchó en la guerra por la Reina, siempre miraba a las estrellas y animaba a su nieta, especialmente cuando la vio irse con el Doctor. En la aventura final del décimo Doctor, Wilfred tuvo la oportunidad de vivir una última aventura, no era tan viejo como para volar y dispara, como decía el tema de Murray Gold, supuestamente por eso lloró cuando se iba, aquel hombre tan maravilloso e imposible hizo mejor a su nieta y le hizo vivir un poco más en el ocaso de su vida ¿Quién no se sentiría agradecido por algo así? Y el padre de Rory antes odiaba viajar, pero al meterlo en la TARDIS accidentalmente y su experiencia en aquella nave espacial con dinosaurios y la reina Nefertiti (hay que ver cómo suena) le dio ganas de viajar, se quedó sentado en la puerta de la TARDIS comiendo un bocadillo para ver la Tierra desde arriba y viajó con él un tiempo.
Como ya dije antes, Doctor Who es ficción, la mayoría de las cosas que vemos desafían las leyes de la física, pero algunas podrían ser más o menos posibles, aunque en menor medida, sólo tiene una leve cercanía a la realidad, no la alcanza. Por ejemplo, la tecnología sónica existe (y tampoco funciona con la madera) pero no es exactamente como el destornillador sónico del Doctor.

Yo podría considerar al Doctor como una mezcla entre Indiana Jones, Sherlock Holmes y el Mago de Oz, los tres en uno. Indiana Jones porque era un aventurero temerario, Sherlock Holmes por su capacidad de observación y su astucia y el Mago de Oz porque es un buen mentiroso. El undécimo Doctor parecía una especie de personaje de cuento de hadas, el tema The Mad Man With a Box de Murray Gold lo hacía notar. En una de esas fiestas que los whovians suelen (solemos) celebrar conocí a alguien que me describió al Doctor como el jugador de póker perfecto y es verdad, sabe perfectamente tirarse un farol, eso sumado a su conocimiento y a su inteligencia de mil años. Y lo más curioso es que aunque sus enemigos sean todo un batallón bien armado le temen como los romanos a Astérix y Obélix o un elefante a un ratón.

Noveno Doctor: ¿Sabéis cómo me llaman en las leyendas antiguas del mundo Dalek? La tormenta que viene. Podéis haber eliminado las emociones, yo creo que en lo profundo de vuestro ADN queda una pequeña chispa y es el miedo. ¿No se enciende cuando os enfrentáis a mí? Decidme ¿cómo sobrevivisteis a la Guerra del Tiempo?
Emperador Dalek: Sobrevivieron por mí.
Noveno Doctor: Rose, Capitán, este es el Emperador de los Daleks.
Emperador Dalek: Tú nos destruiste, Doctor. La raza Dalek murió en tu infierno, pero mi nave sobrevivió cayendo a través del tiempo. Averiada pero viva.
Noveno Doctor: Entiendo.
Daleks: No interrumpas, no interrumpas.
Noveno Doctor: Creo que os olvidáis de algo. Soy el Doctor y si hay algo qué sé hacer es hablar. Hablo 5.000.000.000.000 de lenguas y no tenéis modo de detenerme. Así que si alguien se va a callar ¡sois vosotros!
(Lobo Malo)

Undécimo Doctor: Perdón se me ha caído ¡Hola, Stonehenge! ¡Quien se apodere de la Pandórica se apoderará del Universo! Pero hay malas noticias, chicos ¿por qué adivináis quién soy? ¡Ja! ¡Escuchadme todos estáis pululando por ahí! Me estáis desconcentrando! ¿Podéis quedaros quietos un momento? ¡Porque estoy hablando yo! (las naves paran). Ahora la pregunta es ¿quién tiene la Pandórica? Respuesta: Yo. Siguiente pregunta ¿quién vendrá a quitármela? ¡Vamos, miradme! ¡Sin plan, ni refuerzos ni armas dignas de mención! Oh, y otra cosa ¡No tengo nada que perder! ¡Así que si estáis ahí sentados en vuestra tonta navecita espacial con todas vuestras tontas pistolitas y tenéis planes para apoderaros de la Pandórica esta noche recordad quien se interpone en vuestro camino! ¡Recordad cada oscuro día en que os detuve! Y luego ¡Y luego haced lo inteligente: dejad que otro lo intente antes!
(La Pandórica se abre)

A pesar de las continuas meteduras de pata del hombre, el Doctor no pierde su fe, su asombro y admiración por la especie humana, teniendo en cuenta, tal vez, la cantidad de veces que ha viajado hacia el futuro y ha observado en lo que nos convertimos y en cómo sobrevivimos y avanzamos. Su visión resulta muy optimista en ese sentido. En el mundo real eso parece darnos igual, nos molestamos más en vivir en nuestro planeta Tierra y muy pocos tienen en cuenta que lo estamos destruyendo lentamente con la contaminación y la extinción de las especies animales, sin mencionar nuestra sociedad consumista, violenta, superficial y codiciosa. Somos algo comodones, nos interesa más vivir bien, emborracharnos o llevarnos una rubia a la cama que otras cosas que aunque no lo parezcan a simple vista podrían ser importantes. Por fortuna, no todos somos así, hay 6.000.000.000 de habitantes en este mundo, no los conocemos a todos.

Décimo Doctor: Si quieren voces en la oscuridad, escuchen la mía. Ese ser juega con miedos muy básicos: oscuridad, infancia, pesadillas… todo eso.
Danny Bartock: ¡Pero así es como trabaja el demonio!
Décimo Doctor: O un buen psicólogo.
Ida Scott: ¿Cómo podía saber lo de mi padre?
Décimo Doctor: Pero ¿qué hace su versión de la verdad mejor que la mía, mmm? Porque les diré lo que yo veo: Humanos. Brillantes humanos. Humanos que han viajado a través del espacio, volando en diminutos cohetes, entrando en la órbita de un agujero negro ¡En nombre del descubrimiento, es asombroso! ¿Me oyen? ¡Son asombrosos! ¡Todos! El capitán, su oficial, su mayor, sus jóvenes, sus amigos… todos con una ventaja: la bestia está sola. Nosotros no.
(El foso de Satán)

 Así que el futuro de la especie humana depende de nosotros, o más bien de los jóvenes de hoy y de los niños. Y mientras estamos vivos podemos hacer cualquier cosa dentro de lo que cabe en nuestras posibilidades, incluso dejar huella, como dijo Benjamin Franklin: “Si quieres ser recordado una vez que hayas muerto deberás escribir algo digno de ser leído o hacer algo digno de ser escrito.” Esa es mi forma de pensar actual gracias a la influencia del Doctor, en ese sentido me ha cambiado. Puedo parecer loco o un ingenuo optimista sin remedio, eso no me importa, lo que sé es que todavía estamos en flujo y el futuro no está grabado a fuego en una piedra y aunque lo estuviera ¿no sería mejor romperla? También estoy convencido de que dentro de muchos años y quizás yo ya esté muerto conseguiremos surcar el Universo del mismo modo que lo hemos hecho por el cielo y el mar, porque somos indomables, esa es la palabra, indomables. El Universo es vasto, interminable, eterno, caprichoso y maravilloso, y está ahí, como el monte Everest ¿por qué no habríamos de explorarlo y colonizarlo? ¿Qué nos impide soñar con hacerlo? Pero sobre todo ¿Qué nos hace pensar que no nos está esperando, lo mismo que las demás especies? En el 2011 se encontró un planeta parecido a Gallifrey ¿y si dentro de mucho tiempo nos trasladamos allí e incluso llegamos a llamarlo Gallifrey en honor a esta serie? ¿O tal vez Nueva Tierra y llegamos a tener hierba de manzana? ¿O Tierra−2? Soñar es gratis, pero hacerlo realidad llevaría más tiempo, depende de en lo que creemos. Aquel que lea esto espero que se lo plantee, especialmente si estudia ciencia o filosofía, y medite por qué eligió estudiar eso, si lo hizo fue por algo.

3 comentarios:

  1. Formularnos preguntas. Poner a prueba las respuestas. Buscar que nos demuestren nuestro error. Pensar en lo que aún no es. La ciencia y la filosofía, de la mano

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