Yo heredé de mi madre mi fascinación por la ciencia ficción, cuando era pequeño solía ver Star Trek con ella, y de mi padre heredé un cierta curiosidad por la mitología, todo eso podría sumarse a mi admiración por Doctor Who o, incluso, Stargate. Hubo escenas y diálogos que me hicieron reflexionar acerca del libre albedrío, el impulso creativo y el destructivo, las rutinas a las que estamos atados y acostumbrados, las ventajas y desventajas de nuestras imperfecciones, la maravilla de ser humano y poder sentir, pero sobre todo la idea de que podemos ser mejores y algo más pacíficos porque podemos serlo, la cuestión es si queremos y nos esforzamos.
Rose: ¿Qué voy a hacer ahora cada día,
mamá? ¿Levantarme? ¿Coger el autobús? ¿Ir a trabajar? ¿Volver a casa? ¿Comer
patatas? ¿E irme a la cama? ¿Sólo eso?
Mickey: Es lo que hacemos todos.
Rose: Yo no puedo.
Mickey: ¿Porque eres mejor?
Rose: ¡No! ¡No quiero decir eso! Pero lo
era. Era una vida mejor. No hablo de los viajes ni de ver alienígenas, naves
espaciales y cosas que no importan. El Doctor me mostró un modo mejor de vivir
la vida. Os lo enseñó a vosotros también. Que no hay que rendirse. No dejar que
las cosas pasen, hay que oponerse, decir que “no”. ¡Tener las agallas de hacer
lo correcto cuando todos los demás salen huyendo y yo no puedo!
(El momento de la despedida)
Cybercontrolador: Traeré la paz al mundo. Una paz
duradera, y la unidad y la uniformidad.
Décimo
Doctor: ¿Y la
imaginación? ¿Qué hay de ella? Lo único que le ha traído aquí, la imaginación,
quiere eliminarla ahora.
Cybercontrolador: ¿Cómo se llama?
Décimo
Doctor: Soy el
Doctor.
Cybercontrolador: Un título obsoleto. Los doctores no
necesitan existir, los Cybermen no enferman.
Décimo
Doctor: ¡Pero eso es
exactamente el problema! Lumic, usted es un hombre inteligente. Lo llamaría
“genio” pero yo estoy aquí, todo lo que inventó lo hizo para luchar contra su
enfermedad y eso es brillante. Eso es tan humano. Pero si se libra de la
enfermedad y la mortalidad ¿qué le quedará para seguir luchando? Los Cybermen
no avanzarán, todo se detendrá, se quedarán así para siempre. Una Tierra de
metal con hombres de metal e ideas de metal, a falta de lo que hace a este
planeta tan vivo ¡las personas! Personas ordinarias, brillantes, estúpidas.
Cybercontrolador: ¿Está orgulloso de sus emociones?
Décimo
Doctor: Oh, sí.
Cybercontrolador:
Dígame, Doctor ¿ha
conocido la aflicción, la ira, el dolor?
Décimo
Doctor: Sí, los
conozco.
Cybercontrolador:
¿Le duelen?
Décimo
Doctor: Oh, sí.
Cybercontrolador: Puedo liberarle ¿no le gustaría eso?
¿una vida sin dolor?
Décimo
Doctor: Preferiría
morir.
Cybercontrolador: Entonces elijo esa opción.
Décimo
Doctor: ¡No es suya
para elegirla! ¡Es un Cybercontrolador! ¡No me controla ni a nada con sangre en
el corazón!
(La edad del acero)
Ambrose: ¿Vas a negociar con estos aliens?
Undécimo
Doctor: No son
aliens, son…aliens. Se los conocía como la especie Silurian, alguien diría Eocenos
u Homo Reptilia. No son monstruos, ni malvados…bueno, sólo son tan malvados
como vosotros. Son los anteriores dueños del planeta, nada más. Mirad, desde su
punto de vista, vosotros sois los
invasores, vuestra perforación amenazaba su asentamiento. La criatura del
sótano se llama Alaya, es una de los guerreros y es mi mejor baza de
negociación, la necesito viva, si ella vive vivirán Elliot, Mo y Amy porque los
encontraré. Cuando me vaya vosotros cuatro en esta iglesia, en este rincón del
planeta Tierra, tenéis que ser lo mejor de la humanidad.
Tony
Mack: ¿Qué hacemos si
vuelven? ¿no deberíamos examinar a esa criatura? ¿Diseccionarla? ¿Buscar sus
puntos débiles?
Undécimo
Doctor: Ni disección
ni exámenes. Si le devolvemos su rehén nos devolverán los nuestros, nadie sale
herido, podemos hacer esto juntos si sois lo mejor que podéis ser. Sois gente
decente y maravillosa. Hoy no muere nadie ¿entendido?
(El mundo hambriento)
También
me encantó la de veces que el Doctor se enfrentó a dioses o seres que hacían creer
a las gentes de que eran autenticos dioses.
Eso sí, en El planeta imposible y El Foso de Satán creo que podría ser el
auténtico diablo, hasta el Doctor casi lo aceptó, aunque lo negaba al
principio, debido a que se basaba más en sus conocimientos del tiempo y el
espacio. En ocasiones se ha teorizado que los dioses en los que nuestras
antiguas culturas creían pudieron haber sido en realidad seres de otro mundo y
sería lógico, dado que tenían una tecnología muy avanzada y la especie humana
no conocía la ciencia por aquella época. Incluso podemos ver cosas así en la
serie Stargate SG1 y Stargate Atlantis, en esta última exponen que la Atlantida
desapareció porque se alzó al cielo y viajó a otro planeta. Y en SG1 se ven a tiranos
conocidos como Goa’ulds que hacen creer a otros que son dioses para que les
adoren y les obedezcan, incluso les prohíbe el conocimiento, la escritura y la
lectura, y en realidad no eran más que parásitos que necesitaban un cuerpo para
vivir. Al Doctor casi podría considerársele una especie de semidiós, aunque no sea
completamente inmortal, pero es lo que da su imagen, especialmente por su forma
de ver el Universo. Sin mencionar a su gente, quienes por lo que eran capaces
de hacer parecían dioses mezquinos y amorales.
Décimo Doctor: Pero he visto mucho universo. He visto
dioses falsos, dioses malos, semidioses y aspirantes a dioses y todo eso.
Conozco al panteón entero. Y sí que creo en algo. En una cosa. Creo en ella
(Rose).
(El foso de Satan)
Tim
Latimer: Es como el
fuego, el hielo y la ira. Es como… la noche, la tormenta y el corazón del Sol.
John
Smith/Décimo Doctor:
Basta.
Tim
Latimer: Es antiguo y
eterno. Arde en el centro del tiempo y puede ver girar el Universo.
John
Smith/Décimo Doctor:
Basta, he dicho que basta.
Tim
Latimer: Y
es…maravilloso.
(La familia de sangre)
En
cuanto a los adversarios que me llamaron la atención, yo podría considerar a
los Daleks como nazis espaciales, exterminan todo lo que no es como ellos sin
más o les dejan vivir si creen que les conviene. Aunque los nazis perseguían y
exterminaban a los judíos, los negros, los homosexuales, los disminuidos
psíquicos… Los mutantes acorazados resultarían más peligrosos que ellos si
realmente existieran, teniendo en cuenta que no sienten nada, salvo, quizás,
miedo u odio. Su creador, Davros, casi podría parecer Adolf Hitler, aunque sus
creaciones se volvieran contra él del mismo modo que el monstruo de
Frankenstein. Los Cybermen parecían ser ridículos y poco creíbles en la serie
original, sin embargo ahora son distintos, tampoco muy creíbles pero algo
aterradores, sobre todo por el hecho de que fueron personas. El Amo podría ser
el Moriarty del Doctor. Su igual. La cara opuesta de la moneda. Los orígenes de
su enemistad resultan bastante confusos, pero la versión que más conocemos es
que fueron amigos cuando eran niños, y que cuando fueron a la Cisma
Desenfrenada fue cuando el Amo oyó un redoble de tambores (que Rassilon
introdujo en su cabeza como señal para poder escapar de la guerra) y eso fue lo
que tal vez le volvió loco, creyó que debía ser una señal o algo por el estilo
y decidió poseer el Universo, mientras que el Doctor huyó cuando vio la Cisma
Desenfrenada, y él prefiere verlo. Es bastante vanidoso, su ambición y locura
no parecen tener límites. No importaba que el Amo hubiese acabado con su ciclo
de regeneraciones, siempre volvía, ya fuera en un nuevo cuerpo que poseyera o
con un nuevo ciclo.
Decimo
Doctor: Eliminar las
emociones te hace más fuerte. Eso pensó vuestro creador hace muchos años.
Dalek
Sec: Se equivocaba. Nos
hace inferiores a nuestros enemigos.
(La evolución de los Daleks)
Rose: ¿Qué son? ¿Robots?
Décimo
Doctor: Peor que eso.
Presidente: ¿Quiénes eran estas personas?
Lumic: Eso no importa.
Rose: ¿Son personas?
Décimo
Doctor: Lo eran,
hasta que les arrebataron su humanidad. Es un cerebro vivo encajado en un
cuerpo cibernético con un corazón de acero. Y han eliminado las emociones.
Rose: ¿Por qué sin emociones?
Décimo
Doctor: Porque
duelen.
(La ascensión de los Cybermen)
El
Amo: Dime ¿dónde está
tu TARDIS?
Décimo
Doctor: Podrías ser
maravilloso.
El
Amo: ¿Dónde está?
Décimo
Doctor: Eres un
genio. Sencillamente brillante. Lo eres, te lo juro. Pero podrías ser mucho
más. Podría ser maravilloso. Con una mente así viajaríamos por las estrellas,
sería todo un honor. Porque no necesitas poseer el Universo, sólo verlo. Tener el
privilegio de ver todo el tiempo y el espacio es posesión suficiente.
El
Amo: ¿Acabaría
entonces? El ruido en mi cabeza.
Décimo
Doctor: Puedo
ayudarte.
(El fin del tiempo, parte 2)
Mi
opinión como ser humano, bohemio y como posible escritor es que podríamos
aprender mucho de esta fabulosa e imposible serie. De hecho, he llegado a la
conclusión de que gracias a la influencia de la ciencia ficción hemos mejorado
a nivel tecnológico y si lo hemos hecho de esa forma también podemos hacerlo a
nivel filosófico, de hecho estoy trabajando en un ensayo sobre el tema, pero
eso no viene al caso. A lo largo de la historia hemos tenido guerras,
desacuerdos políticos, luchas por el poder… pero también hemos hecho progresos
con mucha significancia, hemos conseguido surcar el cielo con aviones, hemos dividido
el átomo, hemos pisado la Luna, hemos salvado vidas con células madre… Casi
podría pensar que todo tiene un orden cósmico provocado, tal vez, por la causa
y el efecto. Donde ha habido tiranos también ha habido rebeldes y héroes que se
opusieron (como Elliot Ness contra Al Capone o Churchill contra Hitler), dónde
hubo un descubrimiento científico que pudo servir para la humanidad se usó como
arma contra la guerra (como la teoría de la relatividad). Más o menos podría
pensar que esa es otra cosa que muestra Doctor Who.
Wilfred
Mott: No quieres
escuchar las historias de un viejo ¿verdad?
Décimo
Doctor: Soy más viejo
que tú.
Wilfed
Mott: No fastidies.
Décimo
Doctor: Tengo 906
años.
Wilfred
Mott: ¿Lo dices en
serio? 900 años. Debemos parecerte insectos ¿no?
Décimo
Doctor: Yo creo que
parecéis gigantes.
(El fin del tiempo, parte 2)
Por
supuesto, somos como gigantes, lo mismo podemos pisar una hormiga ya sea
queriendo porque no nos guste o porque no la vimos, claro que también podemos
apartar el pie si lo vemos a tiempo. Somos capaces de hacer cualquier cosa,
todavía estamos evolucionando. ¿Quién nos asegura que en un futuro próximo
podríamos vivir como la gente de Star Trek? ¿o por el lado contrario de Blade
Runner? Depende de nosotros, a fin de cuentas. Aunque lo que escribía H.G.
Wells fuera fantasioso, partía de su fe en una utopía social, un futuro en el
que mejoraríamos gracias a la ciencia y a la educación, siempre dejaba algún
mensaje oculto en sus novelas. Si no fuéramos tan arrogantes, tan superficiales,
tan alocados, tan violentos, tan egocéntricos ni victimistas, posiblemente sabríamos
valorar ciertas cosas de la vida, tal vez por eso algunos quitan vidas o
incluso la suya propia cuando están desesperados, puede haber más razones pero
no sabría enumerarlas. Y la vida es algo realmente importante, aunque sea dura.
Por eso aún estamos lejos de alcanzar un cierto nivel de consciencia, y aunque
lo alcanzásemos nunca seríamos perfectos, la perfección no existe, lo que es el
ser humano debe permanecer. Además, damos sentido al caos.
Donna: Esto (la creación de la Tierra) pone
la boda en perspectiva. Lance tiene razón, somos diminutos.
Décimo Doctor: No, porque eso es lo que hacéis. La
especie humana. Le dais sentido al caos. Lo marcáis con bodas, navidades,
calendarios… todo este proceso es precioso, pero sólo si se le observa.
(La novia fugitiva)
Y
aunque aquí expongo que podríamos aprender algunas cosas a nivel filosófico ya
sea de Doctor Who o de la ciencia ficción en general, muchos están en
desacuerdo, porque opinan que eso es ficción y que esto es la realidad (y no lo
niego), lo que a mi parecer sugieren que la realidad es que somos unos salvajes,
unos mentirosos, codiciosos…que nos matamos los unos a los otros y ya está. No
tiene por qué ser así, eso depende de en lo que crea la gente. Unos no creen en
nada y se limitan a lo que ya conocen: alcohol, sexo, futbol, coches modernos…
Mientras que otros prefieren dedicarse al mundo del mañana, como Michio Kaku,
Stephen Hawking, Richard Dawkins… Los hay de todas clases. En el clásico de ciencia
ficción de 1979, Los pasajeros del tiempo, Malcolm MacDowell interpretó al
genial escritor H.G. Wells en una historia ficticia en la que inventaba una
máquina del tiempo y viajaba hacia el futuro. Tanto en la película como en la
realidad se expone que Wells creía en una utopía social, un futuro en el que mejoraríamos
gracias a la ciencia y a la educación. En la película viaja desde el siglo XIX
a 1979 y termina decepcionado al ver que no habíamos progresado, pero a pesar
de ellos siguió creyendo que algún día podríamos mejorar.
H.G.
Wells: La violencia
es contagiosa, como la viruela. El gran problema del progreso no es que las
cosas sean más eficaces, el problema es que son las mismas cosas…esta guerra
mundial, la otra guerra mundial…evidentemente matamos con mayor eficacia, pero
seguimos matando. No me rebajaré al nivel del hombre bárbaro. El primer hombre
que levanta el puño es el primero al que se le agotan las ideas.
(Los pasajeros del tiempo, 1979)
En
este sentido, Doctor Who cambió mi vida, me hizo ver las cosas desde otro
ángulo. Que hay más cosas en el Universo y en la vida de lo que podemos ver a
simple vista. Aunque los planetas tan maravillosos que vemos ahí tal vez ni
siquiera existan están ahí, en nuestra imaginación y en la de los niños, no
obstante ¿Qué nos hace pensar que no puede haber planetas con cielos rojos? ¿O
tal vez especies que se comuniquen mediante el pensamiento? Sería fabuloso
poder ver algo así. Es precisamente la fe infantil la que ayuda.
Grace
Holloway: No soy una
niña. No me hable como si lo fuera. Sólo los niños se creen esas tonterías. Yo
soy médico.
El
Octavo Doctor: Pero
fue un sueño infantil el que hizo que se interesara por la medicina. Soñó que
podía luchar contra la muerte ¿no es verdad?
(Doctor Who – La película)
Cuando
somos niños tenemos esa inocencia, esa inquietud y curiosidad, al menos en
algunos casos, no en todos. Hay niños que son curiosos y otros que no. Cuando
crecemos perdemos un poco esa fe, pero conservamos algo de ella, no en mayor medida,
pero sigue ahí, aunque creamos que se ha ido. A veces la fe de un niño puede
ser muy útil, nos ayuda a tener fe en ciertas cosas y personas. Hasta me
atrevería a decir que los adultos podrían aprender cosas de los niños.
Naturalmente, si un niño dice haber visto un monstruo por la ventana no le
creemos, pero tal vez no viera un monstruo sino a alguien o algo que le asustó.
La obra de Antoine de Saint−Exupéry, El Principito, podría ser un buen ejemplo.
Naturalmente, jamás podríamos regresar a la infancia, eso sería imposible,
porque lo queramos o no tenemos que seguir adelante. Esa es otra cosa que vemos
reflejada en Doctor Who. Aunque el Doctor siempre está huyendo de su pasado y,
contradictoriamente, suele viajar al mismo (aunque no al suyo propio) siempre
va hacia delante sin mirar atrás, como tenemos que hacer todos. Sin embargo, a
veces el Doctor resulta ser algo infantil en su conducta.
Sarah
Jane: Doctor, estás
siendo infantil.
Cuarto
Doctor: Por supuesto,
no tiene sentido crecer si no puedes ser infantil de vez en cuando.
(Robot, 4ª parte)
De
algún modo, los que viajan con el Doctor o le han conocido se hacen mejores
personas. Todos sus acompañantes tenían algo especial que ofrecer y él los
necesitaba, no porque se sintiera solo, más bien porque le ayudaban a mantener
la calma y las ideas claras, pero sobre todo, le ayudaban a superar ciertos
traumas y a no convertirse, posiblemente, en la potencial versión futura y
oscura de sí mismo, conocido como el Valeyard. Tras la Guerra del Tiempo
conoció a Rose Tyler, quien de algún modo le ayudó a superarlo, al regenerarse
al décimo mejoró, su amor a Rose Tyler sirvió de catalizador. Cuando perdió a
Rose, al encontrarse con la adorable cascarrabias de Donna Noble y viajar junto
a la simpática Martha Jones le costó adaptarse, porque echaba de menos a Rose,
Martha estaba enamorada de él, pero él de ella no, posiblemente la utilizaba
para llenar el vacío que Rose dejó. Después empezó a viajar con Donna, quien al
principio se negó a viajar con él porque le asustaba, pero luego se arrepintió.
Ella creyó que sería divertido, pero cuando la llevó a Pompeya y a la Ood
Esfera vio la realidad, pero aun así ella se convirtió en la mujer más
importante del universo, aunque lo triste vino tras la metacrisis biológica. Ella
se volvió tan inteligente como el Doctor, de hecho tenía su mente, pero él tuvo
que hacer que le olvidara porque su mente no podía soportar todo ese
conocimiento del Universo.
Wilfred: Pero era mejor contigo.
Silvia: No digas eso.
Wilfred: ¡Pero lo era!
Décimo
Doctor: Sólo quiero
que sepáis que hay mundos ahí arriba a salvo gracias a ella. Que hay personas
viviendo en la luz y cantando canciones de Donna Noble a 1.000.000.000 de años
luz de distancia. Ellos nunca la olvidarán. Mientras ella jamás podrá recordar.
Y durante un momento. Un momento brillante. Ella fue la mujer más importante en
todo el Universo.
Silvia: Aun lo es. Es mi hija.
Décimo
Doctor: Tal vez deberías
decírselo de vez en cuando.
(El fin del viaje)
Amy
y Rory también tuvieron lo suyo. Por un lado, Amy conocía al Doctor desde que
era una niña, aunque casi parecía como un amigo imaginario, y Rory al principio
era como Mickey, el ex novio de Rose, quien acabó convirtiéndose en un héroe en
un Universo alternativo. Rory murió y dejó de existir por la grieta que estaba
provocando la explosión de la TARDIS, pero luego volvió como un romano de plástico
y pasó miles de años vigilando a Amy dentro de la Pandorica, también se convirtió
en un héroe y en un tripulante más de la TARDIS. Claro que su final fue triste,
pero aun así vivieron una vida tranquila hasta el final en Manhattan. Tampoco habría
que olvidar a aquellos que fueron amigos y aliados del Doctor, como el
Brigadier Lethbridge−Stewart, quien al principio era un militar como cualquier
otro pero que su experiencia con el Doctor le enseñó muchas cosas acerca de la
ciencia, así se lo inculcó a su hija Kate hasta el día de su muerte. El Capitán
Jack Harkness era un estafador, un ex agente del tiempo, pero al conocer al
Doctor se convirtió en una especie de héroe, aunque en Torchwood su moralidad
es bastante ambigua, actúa como cree que lo haría el Doctor, unas veces se equivoca
y otras acierta. Cuando Torchwood entró en contacto con él en el siglo XIX y
entró en nómina, al ser inmortal, se convirtió en el jefe y cambió la normativa
del instituto creado por la Reina Victoria, corrigiendo que el Doctor no era el
enemigo como ésta creía. El abuelo Wilfred era como un niño grande, un ex
soldado que luchó en la guerra por la Reina, siempre miraba a las estrellas y
animaba a su nieta, especialmente cuando la vio irse con el Doctor. En la
aventura final del décimo Doctor, Wilfred tuvo la oportunidad de vivir una
última aventura, no era tan viejo como para volar y dispara, como decía el tema
de Murray Gold, supuestamente por eso lloró cuando se iba, aquel hombre tan
maravilloso e imposible hizo mejor a su nieta y le hizo vivir un poco más en el
ocaso de su vida ¿Quién no se sentiría agradecido por algo así? Y el padre de
Rory antes odiaba viajar, pero al meterlo en la TARDIS accidentalmente y su
experiencia en aquella nave espacial con dinosaurios y la reina Nefertiti (hay
que ver cómo suena) le dio ganas de viajar, se quedó sentado en la puerta de la
TARDIS comiendo un bocadillo para ver la Tierra desde arriba y viajó con él un
tiempo.
Como
ya dije antes, Doctor Who es ficción, la mayoría de las cosas que vemos desafían
las leyes de la física, pero algunas podrían ser más o menos posibles, aunque
en menor medida, sólo tiene una leve cercanía a la realidad, no la alcanza. Por
ejemplo, la tecnología sónica existe (y tampoco funciona con la madera) pero no
es exactamente como el destornillador sónico del Doctor.
Yo
podría considerar al Doctor como una mezcla entre Indiana Jones, Sherlock
Holmes y el Mago de Oz, los tres en uno. Indiana Jones porque era un aventurero
temerario, Sherlock Holmes por su capacidad de observación y su astucia y el
Mago de Oz porque es un buen mentiroso. El undécimo Doctor parecía una especie
de personaje de cuento de hadas, el tema The
Mad Man With a Box de Murray Gold lo hacía notar. En una de esas fiestas
que los whovians suelen (solemos) celebrar conocí a alguien que me describió al
Doctor como el jugador de póker perfecto y es verdad, sabe perfectamente
tirarse un farol, eso sumado a su conocimiento y a su inteligencia de mil años.
Y lo más curioso es que aunque sus enemigos sean todo un batallón bien armado
le temen como los romanos a Astérix y Obélix o un elefante a un ratón.
Noveno
Doctor: ¿Sabéis cómo
me llaman en las leyendas antiguas del mundo Dalek? La tormenta que viene.
Podéis haber eliminado las emociones, yo creo que en lo profundo de vuestro ADN
queda una pequeña chispa y es el miedo. ¿No se enciende cuando os enfrentáis a
mí? Decidme ¿cómo sobrevivisteis a la Guerra del Tiempo?
Emperador
Dalek: Sobrevivieron
por mí.
Noveno
Doctor: Rose,
Capitán, este es el Emperador de los Daleks.
Emperador
Dalek: Tú nos
destruiste, Doctor. La raza Dalek murió en tu infierno, pero mi nave sobrevivió
cayendo a través del tiempo. Averiada pero viva.
Noveno
Doctor: Entiendo.
Daleks: No interrumpas, no interrumpas.
Noveno
Doctor: Creo que os
olvidáis de algo. Soy el Doctor y si hay algo qué sé hacer es hablar. Hablo
5.000.000.000.000 de lenguas y no tenéis modo de detenerme. Así que si alguien
se va a callar ¡sois vosotros!
(Lobo Malo)
Undécimo
Doctor: Perdón se me
ha caído ¡Hola, Stonehenge! ¡Quien se apodere de la Pandórica se apoderará del
Universo! Pero hay malas noticias, chicos ¿por qué adivináis quién soy? ¡Ja!
¡Escuchadme todos estáis pululando por ahí! Me estáis desconcentrando! ¿Podéis
quedaros quietos un momento? ¡Porque estoy hablando yo! (las naves paran).
Ahora la pregunta es ¿quién tiene la Pandórica? Respuesta: Yo. Siguiente
pregunta ¿quién vendrá a quitármela? ¡Vamos, miradme! ¡Sin plan, ni refuerzos
ni armas dignas de mención! Oh, y otra cosa ¡No tengo nada que perder! ¡Así que
si estáis ahí sentados en vuestra tonta navecita espacial con todas vuestras
tontas pistolitas y tenéis planes para apoderaros de la Pandórica esta noche
recordad quien se interpone en vuestro camino! ¡Recordad cada oscuro día en que
os detuve! Y luego ¡Y luego haced lo inteligente: dejad que otro lo intente
antes!
(La Pandórica se abre)
A
pesar de las continuas meteduras de pata del hombre, el Doctor no pierde su fe,
su asombro y admiración por la especie humana, teniendo en cuenta, tal vez, la
cantidad de veces que ha viajado hacia el futuro y ha observado en lo que nos
convertimos y en cómo sobrevivimos y avanzamos. Su visión resulta muy optimista
en ese sentido. En el mundo real eso parece darnos igual, nos molestamos más en
vivir en nuestro planeta Tierra y muy pocos tienen en cuenta que lo estamos
destruyendo lentamente con la contaminación y la extinción de las especies
animales, sin mencionar nuestra sociedad consumista, violenta, superficial y codiciosa.
Somos algo comodones, nos interesa más vivir bien, emborracharnos o llevarnos
una rubia a la cama que otras cosas que aunque no lo parezcan a simple vista
podrían ser importantes. Por fortuna, no todos somos así, hay 6.000.000.000 de
habitantes en este mundo, no los conocemos a todos.
Décimo
Doctor: Si quieren
voces en la oscuridad, escuchen la mía. Ese ser juega con miedos muy básicos:
oscuridad, infancia, pesadillas… todo eso.
Danny
Bartock: ¡Pero así es
como trabaja el demonio!
Décimo
Doctor: O un buen
psicólogo.
Ida
Scott: ¿Cómo podía
saber lo de mi padre?
Décimo
Doctor: Pero ¿qué
hace su versión de la verdad mejor que la mía, mmm? Porque les diré lo que yo
veo: Humanos. Brillantes humanos. Humanos que han viajado a través del espacio,
volando en diminutos cohetes, entrando en la órbita de un agujero negro ¡En
nombre del descubrimiento, es asombroso! ¿Me oyen? ¡Son asombrosos! ¡Todos! El
capitán, su oficial, su mayor, sus jóvenes, sus amigos… todos con una ventaja:
la bestia está sola. Nosotros no.
(El foso de Satán)
Así que el futuro de la especie humana depende
de nosotros, o más bien de los jóvenes de hoy y de los niños. Y mientras
estamos vivos podemos hacer cualquier cosa dentro de lo que cabe en nuestras
posibilidades, incluso dejar huella, como dijo Benjamin Franklin: “Si quieres
ser recordado una vez que hayas muerto deberás escribir algo digno de ser leído
o hacer algo digno de ser escrito.” Esa es mi forma de pensar actual gracias a
la influencia del Doctor, en ese sentido me ha cambiado. Puedo parecer loco o
un ingenuo optimista sin remedio, eso no me importa, lo que sé es que todavía
estamos en flujo y el futuro no está grabado a fuego en una piedra y aunque lo
estuviera ¿no sería mejor romperla? También estoy convencido de que dentro de
muchos años y quizás yo ya esté muerto conseguiremos surcar el Universo del
mismo modo que lo hemos hecho por el cielo y el mar, porque somos indomables,
esa es la palabra, indomables. El Universo es vasto, interminable, eterno,
caprichoso y maravilloso, y está ahí, como el monte Everest ¿por qué no habríamos
de explorarlo y colonizarlo? ¿Qué nos impide soñar con hacerlo? Pero sobre todo
¿Qué nos hace pensar que no nos está esperando, lo mismo que las demás especies?
En el 2011 se encontró un planeta parecido a Gallifrey ¿y si dentro de mucho
tiempo nos trasladamos allí e incluso llegamos a llamarlo Gallifrey en honor a
esta serie? ¿O tal vez Nueva Tierra y llegamos a tener hierba de manzana? ¿O
Tierra−2? Soñar es gratis, pero hacerlo realidad llevaría más tiempo, depende
de en lo que creemos. Aquel que lea esto espero que se lo plantee,
especialmente si estudia ciencia o filosofía, y medite por qué eligió estudiar
eso, si lo hizo fue por algo.
Formularnos preguntas. Poner a prueba las respuestas. Buscar que nos demuestren nuestro error. Pensar en lo que aún no es. La ciencia y la filosofía, de la mano
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